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“Lástima que la razón haya expulsado a los vampiros de nuestra realidad cotidiana”

Además de filólogo, poeta, traductor, ensayista, columnista, crítico y editor literario, o precisamente por eso, Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) es un gran bibliófilo. “Mis amigos dicen que más que en una casa, vivo en una librería de viejo”, dijo en una ocasión el ex secretario de Estado de Cultura y antiguo director de la Biblioteca Nacional.
Con una colección que sobrepasa los 35.000 libros, desde ejemplares del siglo XVIII, a una colección con todas las obras de Bécquer o una sección dedicada a las novelas de terror y otra a los cómics, Luis Alberto será el encargado de inaugurar la 42 edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla el próximo 14 de noviembre, con un Pregón titulado Pura vida. Como él dice, “toda mi memoria está absorbida por la pasta de papel con que se hacen los libros“.
En esta breve entrevista, repasa sus vivencias relacionadas con los libros, el cine, la política o la movida.
JOSÉ MANUEL QUESADA / Sevilla, 16 de octubre de 2019
PREGUNTA: Antonio Machado, el hermano de Manuel, decía: «Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero». ¿Y la tuya?
RESPUESTA: Madrid, el Parque del Retiro, el jardín de la casa de verano en Pozuelo, un perro callejero adoptado, la pulcra multitud de tebeos intonsos en la tienda de don César Cobelo (calle de los Hermanos Miralles).
P: Rafael Montesinos escribió «Hace tiempo que falto de mi infancia». ¿Hace tiempo que faltas de la tuya o nunca la has abandonado?
R: Sigo en ella. Es lo que pasa cuando eres un puer aeternus. ¡Qué gran endecasílabo de Montesinos!
P: ¿Qué recuerdas del primer libro que leíste?
R: Una sensación de plenitud, de felicidad. Pero ocurrió al leer el primer tebeo, que fue mucho antes. La lectura no distingue entre libros y cómics.
P: ¿Por qué Atenas y Roma?
R: Mejor toda la Grecia antigua, no solo Atenas. Hay un antes y un después de los griegos en la Historia. Roma se limitó a difundir el mensaje helénico.
P: ¿A qué mujeres de la Historia te hubiese gustado seducir?
R: Prefiero que ellas me seduzcan. Elijo una: Teodora de Bizancio.
P: ¿Hawks o Ford? ¿Cuál es la película de Hawks que menos te gusta y cuál la que más te gusta de Ford?
R: Cuando me gusta un director, me gustan todas sus películas. Ford también me encandila, como es lógico, y en especial Centauros del desierto.
P: ¿Con qué personaje de cómic correrías una aventura?
R: Con casi todos los héroes del Noveno Arte. Si debo citar uno, me quedo con Ben Grimm, la Cosa de Los 4 Fantásticos.
P: ¿Cuál es tu libro favorito de Tintín?
R: El tesoro de Rackham el Rojo. Fue el primer álbum de Tintín que leí. Soy fiel a mi primer encuentro con la serie.
P: ¿A quiénes ajustaría las cuentas Batman en la actualidad?
R: A los mismos que en los tebeos. Los malos son los mismos siempre. Pero después de ver Joker, la maravillosa película de Todd Phillips con Joaquin Phoenix como protagonista, se vuelve uno menos maniqueo.
P: ¿Te parece entrañable un personaje como Drácula?
R: Me lo parece. Lástima que la razón haya expulsado a los vampiros de nuestra realidad cotidiana. Glosando Esperando a los bárbaros, de Cavafis, esos chupadores de sangre eran una solución al fin y al cabo.
P: ¿Por qué se te ocurrió meterte en política o qué te sedujo de ella? Lo mejor y lo peor de esa etapa.
R: La puerta me eligió y yo pasé. En cualquier caso, no fue tan traumático como pudiera pensarse desde fuera.
P: ¿Qué libro de la Biblioteca Nacional y qué cuadro del Museo del Prado te gustaría robar por la noche, embozado como Cary Grant en Atrapa a un ladrón?
R: No me corto un pelo: el codex unicus del Cantar del Cid (recordando al maestro Menéndez Pidal) y El tránsito de la Virgen de Mantegna (para complacer a Eugenio d’Ors).
P: Para pasarlo bien, ¿Lovecraft o Proust? (Si respondes Proust, mientes)
R: Lovecraft, por supuesto. Proust, Proust…, ¿quién es ese tal Proust?
P: ¿Qué pintaba un chico de “derechas” encorbatado en un movimiento contracultural como “la movida”?
R: Solo llevo corbata desde octubre hasta mayo. Hay un poema mío, La otra noche después de la movida, en que lo explico todo con detalle.
P: Sin destriparlo (sin spoilers), ¿sobre qué versará tu pregón?
R: Sobre esas criaturas de papel llamadas “libros” que tanto significan para gente como tú y como yo, por ejemplo.
P: ¿Puedes recomendarnos un poeta, una novela, una traducción y una película recientes?
R: El poeta sería Rafael Sarmentero; la novela, Sidi: un relato de frontera, de Arturo Pérez-Reverte; la traducción, el Cantar de los Nibelungos, vertido al español por José Fernández Bueno (Reino de Cordelia); la película, Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino.
P: Sin duda, junto a Trapiello y Bonilla, eres uno de los mayores amantes de los libros en general y de los viejos y antiguos en particular. A tu parecer, ¿cómo ha cambiado el mercado del libro antiguo y las librerías de viejo en los últimos años?
R: Ahora compramos mucho a través de Internet. Antes frecuentábamos más las librerías. Pero el objeto de deseo “libro” sigue siendo, antes y ahora, el protagonista de nuestras pesquisas cibernéticas y de nuestras excursiones presenciales. De modo que lo fundamental sigue sin alterarse lo más mínimo.
FOTO DE PORTADA: Javi Martínez (1999)

 

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