A mediados de los años veinte del siglo pasado, cuando Sevilla vivía una gran transformación urbanística y arquitectónica con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, de la Imprenta de Álvarez salía una obra que compendiaba los principales aspectos históricos y artísticos de la ciudad. Se trata de El Cicerone de Sevilla. Monumentos y Bellas Artes, de Alejandro Guichot y Sierra, que, posteriormente, en 1936, se vería completado con un segundo volumen dedicado al Arte popular sevillano en sus diversas manifestaciones.
El Cicerone de Sevilla volverá a la actualidad gracias a la coedición de la Asociación de Amigos del Libro Antiguo y la Editorial Universidad de Sevilla, que continúan en la línea de colaboración iniciada en 2007 para la edición de una colección compuesta ya por diez títulos.
Como dice el autor del prólogo, el Doctor en Derecho Penal e inquieto bibliófilo Miguel Polaino-Orts, estamos ante una “obra magna”, “una edición especial en dos tomos porque especial es también la ocasión de este año en que se celebra el 40 aniversario de la Feria del Libro Antiguo”.
Este Compendio histórico de vulgarización, tal y como se subtituló, es un inventario del patrimonio sevillano. Si el primer tomo se ocupa de áreas como la arqueología, la arquitectura, museos y bibliotecas, escultura o cerámica, el segundo se ocupa de pintura, vidrieras, tapices, bordados y cofradías. Además, la obra está enriquecida con más de 500 fotograbados.
“El mosaico de datos e información es, como se puede imaginar, completo, granado y multicolor. No satura sino que informa ampliamente sobre una multitud de datos y aspectos de la ciudad”, explica Polaino-Orts, quien matiza que “no es un libro para “viajeros” de paso, sino para personas interesadas en conocer la ciudad, en adentrarse en Sevilla a través de su exposición”.