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“Pasión, conocimiento y buena prosa”

Hay quien la define como una “colección muy noble” por la declaración de amor hacia el libro viejo, en un tiempo claramente tecnológico.
Se trata de la Colección de Bibliofilia, que inauguró hace diez años la Asociación de Amigos del Libro Antiguo de Sevilla con el apoyo de la Editorial Universidad de Sevilla y que, hasta el momento, ha dado a la imprenta siete títulos y un volumen especial. Como decía el crítico Ignacio F. Garmendia, son “referencias codiciadas”, ya que tratan con “pasión, conocimiento y buena prosa de los hábitos, los santuarios o las debilidades de hermandad” de los amantes del libro antiguo.
Mientras estamos trabajando en un nuevo proyecto, de cara a la 43ª edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en noviembre de 2019, estos son los títulos que todavía se pueden encontrar en las librerías.

Enfermos del libro. Breviario personal de bibliopatías propias y ajenas, Miguel Albero (2009 y 2013)

Bibliocleptómano es quien roba libros. Bibliófago, quien los come. Bibliófobo, quien los teme. Bibliocasta se encarga de destruirlos y bibliófilo, de amarlos.
De estos desórdenes patológicos, ajenos y propios, trata Enfermos del libro; un breviario personal de Miguel Albero con el que se inauguró en 2009 esta Colección de Bibliofilia y que volvió a editarse en 2013, tras el éxito de la primera edición.
Albero, que comienza definiéndose él mismo como un “Devoto de su Alteza“, es decir, aquellos buscadores de ediciones príncipe, va desgranando en esta obra las distintas patologías relacionadas con el libro, a través de su descripción, personajes célebres que las padecieron y un sinfín de historias curiosas e interesantes.
Desde la historia del Conde Libri, patrón de los ladrones de libros, a la del mítico Don Bartolomé José Gallardo, considerado el primer bibliopirata, según quedó consignado en un soneto del siglo XIX; pasando por los malos profesores y sus nefastas consecuencias como bibliófobos cotidianos, por la destrucción de libros en la Alemania nazi o en Camboya, en 1975, Enfermos del libro se vuelve todavía más interesante y ameno cuando trata de “la madre de todos los males”, la bibliofilia y su “libro veo, libro quiero”.

Un mundo de libros / VV.AA., edición de Yolanda Morató (2010)

De París a Praga. De Nueva York a Buenos Aires. Y entre las ciudades españolas, Sevilla, Madrid y Barcelona. Este es parte del itinerario trazado por Yolanda Morató, editora de Un mundo de libros; un volumen que viaja por las principales plazas del libro viejo, antiguo y de ocasión, de la mano de doce expertos buscadores, como Juan Manuel Bonet, Fernando Iwasaki, Juan Bonilla, Eva Díaz Pérez y José Ángel Cilleruelo.
Con la impronta de la crónica viajera, esta es, de momento, la única publicación colectiva dentro de la Colección de Bibliofilia y también la que aspira a tener una continuidad, ya que a la geografía libresca habría que sumar ciudades como San Francisco, Valencia, Calcuta o Tokio.
Pero de entrada, y aunque el tiempo haya podido ocasionar cambios en las rutas, como podría ser en el mismo caso de Sevilla, Un mundo de libros sigue constituyendo una deliciosa invitación a viajar por las geografías de las librerías de viejo. Por que, como decía San Agustín, “el mundo es un libro y los que no viajan no conocen más que una página”.

De rastros y encantes, José María Cataño (2011)

Durante mucho tiempo, el poeta canario José María Cataño mantuvo un blog sobre sus paseos al amenecer en los Encantes y el Mercado de Sant Antoni de Barcelona.
Aquellos textos publicados en La senda de Tartaria, hoy inaccesibles, fueron la base para la publicación de De rastros y encantes, un diario de libros que se origina en la desaparición de una biblioteca familiar (“durante un tiempo, salir de madrugada a los rastros era como salir a reconocer y salvar aquel tesoro”, como confesó el propio autor) y que, aunque centrado principalmente en Barcelona, también evoca otros mercadillos de Estocolmo, Jerusalén, Trieste, Madrid, Ciudad de México o Sevilla.
Acompañado al final del volumen por una serie de fotografías en blanco y negro, De rastros y encantes es una mezcla de confesiones y reflexiones, a veces noveladas, a veces de aliento poético.
La publicación de esta obra fue muy bien acogida por la crítica. Un ejemplo son las palabras que le dedicó otro de sus compañeros de ruta, Andrés Trapiello: “Se engañará quien crea que este libro lo es de libros viejos, de cinegética bibliar. Este libro son sólo las confesiones de un hombre que se busca a sí mismo, y que, como todos, encuentra en el desorden del mundo un modo de ordenar su propio mundo (…) Si tiene a mano este libro, mejor; habla de lo que hablan los libros de verdad, de todo menos de libros”.

Catálogo de libros excesivos, raros o peligrosos que ha dado a la imprenta Juan Bonilla y edita la Universidad de Sevilla en mmxii

En plena crisis económica y con la reestructuración de los periódicos, Juan Bonilla dejó de colaborar con los medios y se convirtió en librero de viejo vendiendo algunos de los ejemplares de su biblioteca. “Creo que nunca me he alegrado tanto de haber tomado una decisión”, confesaba en una entrevista para el Huffington Post. “Me he desprendido de libros que no necesitaba y que no me necesitaban e iban a hacer muy felices a gente que sí parecía necesitarlos”.
Así, a medio camino entre el catálogo razonado de una librería de viejo y el reportaje cultural, el escritor jerezano transformó una azarosa situación en un volumen de irrepetible título, por cuyas páginas desfilan poemarios, manuscritos o ediciones especiales; figuras como Theodore Kaczinski, Agustín García Calvo, Miguel d’Ors, Felipe Alaiz y Eric Satie, y que abarca temáticas tan dispares y curiosas como la computación, el fútbol, el amor o la epopeya de Gilgamesh.

La novela popular en España, Ramón Charlo Ortiz-Repiso (2013)

Apasionado por la historia y por la novela popular, en 2013 Ramón Charlo Ortiz-Repiso dedicó un volumen a ese tipo de literatura que por argumento, lenguaje, precio, formato, canal de distribución y presentación se adscribe a la llamada novela popular, que empieza a cultivarse en España a principios del siglo XX y que vivió dos grandes períodos separados por la Guerra Civil: de 1900 a 1936 (la “dime novel”) y de 1940 hasta la actualidad, con los llamados “bolsilibros”.
En La novela popular en España, Ramón Charlo se detiene a analizar los orígenes de la novela popular por fascículos; la literaria, situada entre el cuento y la novela y representada por autores como Joaquín Dicenta, Alberto Insúa o Pedro Mata; y tras la Guerra Civil, la aparición y el estallido de la novela policíaca, del Oeste, sentimental, de ciencia ficción y de aventuras.
Con un recorrido exhaustivo y metódico por autores, ilustradores, editoriales y géneros, este libro cuenta con la aportación gráfica de las portadas de las colecciones más relevantes a lo largo de la historia, y que proceden todas del archivo del autor.
Además, supone una defensa encendida de un tipo de literatura considerada de segunda clase pero que, como dice su historiador, “parte de la historia cultural del siglo pasado son esas novelas de quiosco, repletas de seudónimos de fonética anglosajona, con la que los españolitos de a pie entretenían sus ocios, y procuraban olvidar la dura realidad que les tocaba vivir”.

Somos libros, seámoslo siempre, Fernando Iwasaki (2014)

Una de las facetas que el escritor y profesor Fernando Iwasaki ha cultivado con más ahínco ha sido la de columnista de prensa; un espacio en el que ha ido publicando a lo largo de los años numerosos textos relacionados con la literatura, la edición, las librerías y la cultura. Si a este hecho sumamos que Iwasaki conoce muy bien los circuitos del libro antiguo de muchas ciudades, ya están trazados los mimbres para la edición de Somos libros, seámoslo siempre; un libro que recopila artículos escritos entre 1995 y 2014.
Ordenado temáticamente en seis apartados, estos textos son evocaciones literarias, comentarios y reseñas de libros antiguos, así como anécdotas personales. Como él mismo explicó en 2014, este libro “es lo más parecido a un desván o cuarto trastero, porque las librerías de viejo comparten un aire de familia con las casas de antigüedades, las tiendas de ultramarinos, los mercadillos de pulgas, las necrológicas de escritores y los trastos de escribir”.
Con una portada diseñada por él mismo, en la que aparecen los rótulos de librerías de viejo de Lima y de Sevilla, y con un título que constituye un juego de palabras con el himno peruano, este libro contiene una de las aseveraciones más rotundas que conocemos en defensa de las librerías de viejo: “No hay que temer a la inexorable desaparición de las editoriales, las librerías y la información cultural tal y como han existido hasta ahora porque los libreros de viejos sobrevivirán a la retahíla del famoso cambio de paradigma y saldremos ganando los lectores de clásicos, de autores minoritarios y de todos esos títulos expectorados del supermercado digital por no haber vendido lo suficiente”.

La imprenta en España. El impresor Enrique Rasco, José María Gutiérrez Ballesteros, Conde de Colombí (2015)

La imprenta que providencialmente entró en España casi al mismo tiempo que subían al Trono los Reyes Católicos, contribuyó de modo eficaz a la difusión del saber, viviendo su inventor desconocido de sus contemporáneos y sin sospechar la magnitud y alcance de la misión que la Providencia le confiaba, creyendo Gutenberg que había acertado con un ingenioso mecanismo para la reproducción de los códices, y murió apenas vislumbrado que había inmortalizado los conocimientos humanos”. Así comienza este ensayo sobre los orígenes de la imprenta en Sevilla en el siglo XV, que detalla la actividad realizada por el impresor Enrique Rasco, ya a partir del siglo XIX.
Con la producción de 195 obras, la imprenta que Rasco tuvo en el número 1 de la calle Bustos Tavera “tenía su principal fuente de ingresos en las publicaciones que a sus expensas realizaron aquellos dos grandes mecenas de las letras andaluzas”, el Duque de T’Serclaes y el Marqués de Xerez de los Caballeros, “así como de los amigos que componían el grupo literario, los cuales editaron muchas de sus obras en esta ejemplar imprenta sevillana. Todo cuanto salió de las manos de Enrique Rasco fue modelo de impresión, de buen gusto y de limpieza artística. Las tiradas normalmente las hacía numeradas, de pocos ejemplares y en papel de hilo.
Esta obra es una rareza dentro de la Colección de Bibliofilia ya que es la única que se encarga de abordar una parte de la historia de imprenta sevillana y contiene una relación cronológica de las obras impresas por Rasco, acompañadas de sus respectivas portadas.

La calle de los libros / VV.AA., coordinación de Juan Bonilla (2018)

Una librería, esté donde esté, en Tokio o Sevilla, es siempre un mismo país, o mejor aún, una sola calle”.
Este es el concepto con el que ha trabajado el escritor Juan Bonilla a la hora de coordinar la edición de La calle de los libros, un volumen especial dentro de la Colección de Bibliofilia, ya que se trata de un fotolibro que ha marcado la recuperación de dicha colección tras una pausa de tres años.
Este volumen reúne las imágenes de 18 fotógrafos que han deambulado por las librerías y mercadillos de Calcuta, Estambul, Nápoles o Madrid, y que se van intercalando con los poemas de 21 escritores, dedicados a las bibliotecas, a las librerías de viejo o a la lectura. Entre las imágenes, nos encontramos librerías como la Strand de Nueva York, Donceles de México o Raimundo de Cádiz, junto a El Jueves de Sevilla, los Encantes de Barcelona o Jimbocho Street, en la capital japonesa. Entre los textos, versos dedicados a los libros extraños, a la lectura en un cuarto de hotel o a los dones.
La calle de los libros juega con la idea de tener una autoría única, igual que los libros podrían estar en una misma calle, dado que las imágenes y los textos van intercalados sin atribución ni ubicación. Como dice el poema Círculo de Amigos, de Antonio Rivero Taravillo, “a la postre, todo sitio es el mismo anaquel ordenado de manera distinta”. Es en el índice final en el que aparecen los nombres de los fotógrafos y autores de los poemas, entre los que se encuentran Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges, Luis Antonio de Villena, Gonzalo Gragera o Verónica Díez.

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