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“Disponer de una tarde entera en una librería de viejo es un placer inigualable”

Nacido en Cádiz en 1971, Daniel Heredia lleva más de veinte años involucrado en el mundo del libro como periodista, gestor cultural, crítico, profesor o asesor literario. No sólo se confiesa como un lector empedernido, sino que también es coleccionista. Como explica en esta entrevista, “el coleccionismo me parece un sustitutivo de la religión, ya que los seres humanos necesitamos siempre aferrarnos a algo”. Y su anclaje está en los libros, en el aprendizaje y en la lectura por puro placer.
De los 5.000 volúmenes que atesora en su casa, un quinto son libros sobre libros: una curiosa debilidad que ha conseguido transmitir a lectores y a editoriales que se interesan cada vez más por este tipo de publicaciones.
Desde que en su juventud comenzó a comprar libros en mercadillos y librerías de viejo, nunca ha dejado de visitarlas, ya que considera que son “un zoco de oportunidades” y el mejor lugar para completar bibliografías o descubrir autores que no conocía. 
SONIA DOMÍNGUEZ / Sevilla, 20 de mayo de 2019
PREGUNTA: Nos gustaría saber qué clase de lector eres, si sientes una predilección especial por algún tipo de literatura o tema y si te consideras, de alguna manera, coleccionista. No sé si el caso concreto de los libros sobre libros que tienes es extensible a más áreas.
RESPUESTA: Mi colección de libros sobre libros sobrepasa en estos momentos los mil doscientos volúmenes. Y sigue creciendo cada día. Esto se empieza a descontrolar porque no tengo espacio suficiente para colocar estos libros especiales como se merecen. Colecciono (y leo) también todo lo relacionado con Sherlock Holmes, Tintín, Corto Maltés y moda clásica masculina. Y colecciono también todo lo relacionado con los muñecos Playmobil de temática victoriana. Muchos frentes, me temo. Y tengo bastantes más intereses. El coleccionismo me parece un sustitutivo de la religión, ya que los seres humanos necesitamos siempre aferrarnos a algo. Muchos los hacen al alcohol, a las drogas, al sexo, a las compras o al deporte. Yo creo en los libros, en el aprendizaje, en mejorar cada día. Esta es mi religión.
P: Miguel Albero escribió un libro sobre los distintos tipos de bibliopatías: bibliocleptomanía, bibliofilia, bibliofagia… ¿Tienes algún vicio confesable relacionado con los libros y la lectura?
R: ¿Vicios confesables? Yo, ninguno. Aunque no dejo mis libros ni me gusta que me los dejen porque después tengo que devolverlos, pero esto no me parece ningún vicio. Los trato con mimo. Tampoco me gusta abrirlos demasiado porque el lomo y las costuras se resienten. Y siempre los huelo, es lo primero que hago cuando compro uno. Y prefiero leer tumbado. Yo fomento la lectura todo lo que puedo, como llevo haciendo ya más de veinte años. Desde septiembre de 2017, por ejemplo, soy el Coordinador de Actividades del Plan Universitario de Fomento del Libro, la Escritura y la Lectura de la Universidad de Cádiz. El escritor Arturo Pérez-Reverte, uno de los mejores bibliófilos españoles, para quien no lo sepa, me definió en un artículo de opinión de XL Semanal como una persona que “pone ojos de soñar con libros y con un mundo de gente que lea”. ¿Cuándo me darán un premio de fomento a la lectura?
P: ¿Qué orden o desorden reina en tu biblioteca?
R: Soy bastante ordenado. Y no lo soy muchísimo más por falta de espacio. Tener más de cinco mil libros en un piso de 80 metros cuadrados que comparto con los demás miembros de mi familia es un problemón. Si viviera solo sería otra historia. Porque tengo también muchas cajas de libros en un trastero. Si tuviese espacio, mi biblioteca sería un ejemplo de orden y pulcritud, se lo garantizo. Y tendría más libros, cuantos más, mejor. Los libros acumulados a lo largo de la vida deben ser mostrados en bibliotecas a su altura.

P: ¿Cuáles son los títulos más preciados de tu biblioteca?
R: Uno de mis títulos más preciados es el volumen Cuentos de bibliófilo, en edición de Ramón Miquel y Planas, con cincuenta láminas de tema bibliófilo hechas ex profeso y estampadas por medio de los más nobles procedimientos de la reproducción gráfica, editado en magnífico papel de hilo por el Instituto Catalán de las Artes del Libro en 1951 y del que sólo se hicieron 700 ejemplares. El libro contiene catorce relatos y cuenta con un magnífico prólogo del bibliófilo catalán de más de cien páginas. O mis ejemplares de la Pequeña Colección del Bibliófilo o de la colección Ibarra y Gallardo. Y los relatos franceses del XIX sobre bibliófilos me vuelven loco. También esos libros que me retrotraen a la infancia.
P: Si pudieras convertirte en un personaje literario, ¿cuál sería?
R: Edmundo Dantés, o mejor dicho, El Conde de Montecristo. Es una de mis novelas preferidas. ¿A quién no le encantaría poder vengarse de sus enemigos? Me gotea el colmillo de solo pensarlo.
P: ¿Qué te impulsa a seguir leyendo?
R: El placer. Si no sintiera placer leyendo, lo dejaría y me pondría con otra cosa. Leer es una de las mejores cosas de la vida. Pocas me producen tanta felicidad.

Con las librerías de novedades me pasa ahora una cosa preocupante: empiezan a aburrirme porque todas ofrecen los mismos libros (...) Son muchísimo más interesantes las librerías de viejo”

P: Las librerías de viejo no suelen salir en ningún tipo de encuesta o de informe. Nos gustaría saber cuál es tu experiencia y qué relación mantienes con ellas. 
R: Empecé con mis primeras compras cuando contaba con catorce o quince años, en mercadillos y librerías de viejo. Después pasé a las librerías de novedades, aunque nunca he abandonado las librerías de viejo. De hecho, son mis preferidas y las que siempre busco cuando llego a una ciudad nueva. Ahora, cómo no, navego por Internet y compro a distancia. No suelo acudir a ferias especializadas aunque si pudiera asistiría de manera asidua. Con las librerías de novedades me pasa ahora una cosa preocupante: empiezan a aburrirme porque todas ofrecen los mismos libros. Te encuentras los mismos volúmenes en Cádiz, Getafe, Zamora o Valencia. Me parece soporífero. Son muchísimo más interesantes las librerías de viejo. ¡A las librerías de viejo, ciudadanos!
P: Consideras que es justa esa imagen de desorden desastroso, libros abarrotando espacios y acumulando polvo, es así como te gusta, o crees que también está cambiando esa fama con la apertura de nuevos espacios que cuidan tanto la forma como el fondo y que se suman a la programación cultural de sus entornos?
R: En mi equipo de búsqueda de libros siempre tengo un paquete de toallitas húmedas para limpiarme bien las manos cuando termino de buscar en una librería de viejo desordenada y en la que se acumula el polvo. Ahí es donde me gusta buscar libros y donde uno puede encontrar alguna pieza interesante. Me interesa el fondo, no la forma.
P: A la velocidad de vértigo con la que se publica en España, libros que entran y salen de las librerías en apenas meses, ¿qué autor/a recomendarías buscar en las librerías de segunda mano?
R: Esta pregunta es demoníaca y muy interesante. Más que un autor en concreto, en las librerías de segunda mano busco completar bibliografías, obras de autores que me faltan, esos libros que no compré en su tiempo y sobre todo descubrir otros que no conocía. Son un zoco de oportunidades.

Ahora mismo hay muchísima confusión y los lectores cada vez se fían menos de los suplementos literarios tradicionales porque esconden muchos intereses editoriales y económicos. Aunque tampoco puede uno fiarse de los medios digitales. Hay que fiarse y confiar en personas concretas”

P: ¿Qué te ha aportado ¡A los libros! y las otras colaboraciones que realizas en medios digitales? ¿Crees que la prescripción lectora se ha desplazado a ese medio?
R: Visibilidad, principalmente. Llevo desde octubre de 1996 escribiendo reseñas de libros en algunos de los principales periódicos y revistas culturales españolas y ocupándome del sector editorial con talleres, charlas y colaboraciones, pero no ha sido hasta mi paso a los medios digitales cuando ese trabajo ha llegado hasta un amplísimo número de lectores. Es así, a pesar de haber sido siempre he sido muy profesional en mi trabajo.
En mis colaboraciones de ¡A los libros! y ahora en Zenda y en el resto de publicaciones donde colaboro (o he colaborado), intento escribir la reseña, la entrevista o el reportaje lo mejor posible, como si me fuese la vida en ello. Igual me pasa con mis libros. Hay que respetar a los lectores. Pongo dos ejemplos. Gracias a mis extensas entrevistas en ¡A los libros!, me propusieron que hiciera las entrevistas audiovisuales (Diálogos) de Literatura Andaluza en Red. Y también por ¡A los libros! los lectores empezaron a solicitarme que hiciera informes de lectura y les ayudase en las correcciones de sus manuscritos, lo que me llevó a abrir mi asesoría literaria, que es mi trabajo actual. Creo que fue la recompensa por hacer bien mi trabajo, de manera seria y profesional, lo que no sucede muy a menudo. ¡Hay tantos vendedores de humo!
Respecto a la segunda pregunta, creo que ahora mismo hay muchísima confusión y los lectores cada vez se fían menos de los suplementos literarios tradicionales porque esconden muchos intereses editoriales y económicos. Aunque tampoco puede uno fiarse de los medios digitales. Hay que fiarse y confiar en personas concretas.
P: ¿Cómo surgió la idea de los listados de libros sobre libros que tanto te caracterizan? 
R: Cuando empecé en 2012 con mi blog ¡A los libros! intenté fijarme en lo que no había en Internet y en lo que menos se había hecho hasta ese momento en los periódicos y revistas literarias. Porque creo que casi todo se ha hecho o está inventado. Pero me di cuenta de que precisamente ese interés que yo tenía desde adolescente por los libros sobre libros no lo compartían los periódicos y revistas en papel. Tampoco los medios digitales. Dicho de otro modo, no estaban de moda. Me puse a escribir estos listados de libros sobre libros con un inmenso éxito de lectores desde el primero (ya llevo trece, a dos por año). Creo sinceramente que puse de moda este tipo de libros que tiene como eje el fervor hacia el libro y su mundo. Ahora todo el mundo se sube a la ola.
P: ¿Ha alterado Internet tus hábitos de búsqueda y compra-venta? ¿En qué siguen siendo imbatibles los espacios físicos?
R: Ahora no es necesario desplazarse a una librería a novecientos kilómetros de donde uno vive para poder comprarse lo que quiere y eso es maravilloso. Obviamente se pierde el placer de buscarlos físicamente, pero bueno, es lo que hay y no se puede luchar contra molinos de viento. Yo colecciono porque soy inmensamente feliz haciéndolo. No sólo disfruto con el producto final entre mis manos, sino buscándolo, esperándolo. Y luego, cuando lo tengo en mi poder, los leo y aprendo. Aunque aprendo también durante todo el proceso de búsqueda de un libro, tanto sobre el autor como sobre la historia del libro. Pero disponer de una tarde entera en una librería de viejo de toda la vida es un placer inigualable.
P: ¿Cuál crees que es el principal enemigo de la lectura: la falta de tiempo, el desinterés o el exceso tecnológico? ¿O nos quejamos de vicio y leemos más que nunca?
R: No descubro nada nuevo cuando afirmo que las series de televisión y las redes sociales son ahora los principales enemigos de la lectura. No me importa que las series de televisión me roben tiempo a la lectura porque si doy con una buena serie, siento el mismo placer que cuando leo. Pero odio perder el tiempo en las redes sociales, que por otra parte son adictivas.

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